Se puede decir que el término Licencia Social para Operar comenzó a utilizarse en los años 90 en el marco de actividades extractivas, con alto impacto en la utilización de recursos naturales, como la minería, la industria petrolera y la agroindustria. El concepto puede definirse ampliamente como el consentimiento previo, libre e informado de una comunidad hacia determinada empresa, gobierno o proyecto.
Ahora ¿Cuáles son las complejidades y desafíos implícitos que se presentan? Les presento siete aspectos que se deberían tener en cuenta a la hora de gestionar Licencia Socia para Operar:
Es un proceso dinámico
A diferencia de las licencias o permisos legales, su trámite una vez que se inicia no tiene fin, ni fecha de vencimiento para su renovación. Es un proceso continuo, por lo que implica una dinámica cambiante, influenciada por una multiplicidad de factores, ajenos en muchos casos al control de la empresa. Por tal motivo la Licencia Social no debe ser vista como una instancia secundaria o posterior al analizar un proyecto de inversión, ni solamente como superada luego de atravesar con éxito una audiencia pública. Ocupa un lugar principal en la validez de un proyecto de inversión, en la misma jerarquía y nivel de prioridades que el aseguramiento de la materia prima, el capital para hacerla posible y la mano de obra calificada para la construcción y operación. Y no se termina una vez concretado el proyecto sino que está presente en toda su vida y también se vuelve crítica en caso de finalizarlo, con la responsabilidad que le cabe a las empresas en la recomposición de la vida social y económica de las comunidades involucradas y la remediación de sus impactos ambientales.
Está basada en lo emocional
La Licencia Social está más enraizada en creencias y percepciones, que en datos. La globalización y las tecnologías de la comunicación acentuaronla dimensión emocional en la relación entre las empresas y la comunidad. La aceptación no solo depende de datos e información objetiva sino de cómo se establezcan y desarrollen las relaciones, de la forma en que la empresa interactúa y se comunica, involucrando aspectos más humanos que técnicos, es permeable a mitos y creencias, está condicionada por la historia previa a la presencia de esa empresa en la comunidad. En la gestión de la Licencia Social para Operar, a diferencia de los permisos legales, los factores emocionales deben ser abordados con mayor atención que los racionales. Importan tanto o más que los datos.
“Las compañías habitualmente tienen una mentalidad transaccional. Ven la cuestión de la Licencia Social como la manera de hacer un trato, a través de una serie de acuerdos y tareas comprometidas.
La comunidad por el contrario, piensa en términos relacionales, vinculando el presente con el pasado, sobre la base de su memoria colectiva. Se trata entonces de vincular lo técnico con lo humano y construir capital social….”
Es otorgada por la comunidad, “ese monstruo grande que pisa fuerte”
El concepto de comunidad debería propiamente entenderse como redes de grupos de interés de manera de considerar incluso grupos que pueden no estar localizados físicamente en proximidad a la empresa. Conocer a estos grupos de interés, entender su entramado de relaciones, expectativas, las biografías de los actores principales, la historia del territorio, es clave para la gestión de la Licencia Social.
Implica un sentimiento compartido
El requerimiento de que la Licencia Social sea un sentimiento compartido a través de una red de grupos e individuos introduce una considerable complejidad en el proceso. Surge la pregunta acerca de si una comunidad o conjunto de grupos de interés es capaz de llegar a tal consenso. Hablar de esta forma presupone también que todas las familias, clanes, grupos de interés e instituciones en un área geográfica han alcanzado una visión y una actitud compartidas acerca de un proyecto de desarrollo de recursos. Este tipo de cohesión es a menudo inexistente, y por lo tanto es necesario construirla. Esta es la razón por cual la obtención de una Licencia Social para Operar a menudo incluye el desarrollo de capital social a través de procesos que usualmente se identifican como “construcción de comunidades”, “desarrollo de capacidades” o “fortalecimiento de instituciones”, entre otros.
Se basa en la calidad de la relación
Las compañías habitualmente tienen una mentalidad transaccional. Ven la cuestión de la Licencia Social como la manera de hacer un trato, a través de una serie de acuerdos y tareas comprometidas. La comunidad por el contrario, piensa en términos relacionales, vinculando el presente con el pasado, sobre la base de su memoria colectiva. Se trata entonces de vincular lo técnico con lo humano y construir capital social. Las mal llamadas competencias blandas tienen en este terreno una importancia crítica. Instancias regulares de diálogo y escucha como también el diseño conjunto de proyectos anhelados por la comunidad son algunas de las claves para construir relaciones de calidad.
Aceptación y tolerancia no implican apoyo
La Licencia Social tiene diferentes niveles y la legitimidad técnica es necesaria pero no suficiente.
Los estudios de impacto ambiental aprobados, el cumplimiento de todas las normativas, la aplicación de estándares globales son una condición necesaria pero no suficiente para la otorgación de la Licencia Social. La legitimidad técnica tiene que acompañarse de la legitimidad social que es necesario construir. Esto implica entender las reglas de juego de la comunidad. Se basa en una amplia comunicación y divulgación de información, en la mutua educación entre empresa y comunidad, en la coherencia entre lo dicho y lo hecho, en el reconocimiento de los errores y su corrección.
La aceptación o tolerancia es parte de este proceso pero puedeestar atravesada por amenazas recurrentes, temas no resueltos, dudas persistentes, activismos, monitoreos desconfiados. Las compañías deben proponerse lograr el tipo de aprobación y apoyo que se materializan en el reconocimiento de la compañía como un buen vecino y en el orgullo de contar con ella en la comunidad
La apropiación y el sentimiento de pertenencia se lograrán cuando la licencia trasciende la mera aprobación porque una parte importante de la comunidad y otros grupos de interés habrán incorporado el proyecto en sus identidades colectivas, se habrán sentido parte y responsables de una construcción colectiva. En este nivel de relación es común que los integrantes de la comunidad se transformen en promotores o defensores del proyecto, ya que se consideran co-propietarios y están emocionalmente involucrados en el futuro del proyecto, tal es la fuerza de la autoidentificación.
“En la gestión de la Licencia Social para Operar, a diferencia de los permisos legales, los factores emocionales deben ser abordados con mayor atención que los racionales. Importan tanto o más que los datos.”
Requiere la construcción de confianza
Confianza, o el estar dispuesto a ser vulnerable a las acciones de otro, implica haber logrado una relación de muy alta calidad, por lo que se necesita tiempo y también esfuerzo y decisión para lograrla. La verdadera confianza proviene de las experiencias compartidas. El desafío para la compañía es ir más allá de las transacciones con la comunidad y crear oportunidades para colaborar, trabajar juntos y generar las experiencias compartidas que crearán un ambiente propicio para el desarrollo de la confianza.
Por lo visto tenemos un largo camino por recorrer, empezando por el irrestricto cumplimiento de las leyes y de las normas, el compromiso de las empresas por la transparencia y la lucha contra la corrupción al mismo tiempo que avanzan en la enorme aventura de las interrelaciones humanas y el fomento de la confianza tan necesaria para la cohesión y el progreso social. Bienvenidos al desafío!